Esta es la etapa en la que Saturno una vez más se hace presente, dando su mayor influencia a las personas aproximadamente a partir de los 70 años hasta más o menos los 82 años, con Saturno viene la sabiduría y la serenidad, en esta edad el cuerpo se enflaquece y se pierde vitalidad, se pierde fuerza y se atempera el espíritu, ralentizándose los movimientos y acciones.

Saturno es el planeta más lento, refleja una actitud disciplinada, paciente y cautelosa, requerida para tener éxito; Saturno en astrología es conocido como el Gran Maléfico, aporta estructura, control, limitación, responsabilidad, prudencia, fortaleza, envejecimiento, marca el tiempo, etc., además señala el camino a seguir en la carta astral.

En la mitología griega, Saturno era el dios del tiempo, la agricultura y la justicia, esta figura era representada por el titán Cronos, hijo de Gea y Urano. 

Este es el periodo de la vida en la que se pierde el gusto o apetito sexual, pierde la esperanza, desarrollando todo lo que se asemeja a la frialdad y la pesadumbre de Saturno.

Siendo Saturno el planeta del tiempo cronológico, en esta edad nos damos cuenta de la realidad de nuestra existencia y el verdadero autoconocimiento o la falta de él, tomando consciencia de que nuestras acciones buenas son recompensadas positivamente, no obstante, sobre las acciones negativas son duramente aleccionadas, generando enseñanza para la vida y logrando su evolución.

Algunos puntos clave:

Es menester de las personas ancianas y/o de sus cuidadores:

Tratar de mejorar el bienestar emocional de nuestros ancianos, esto implica aceptar los cambios de esta etapa, adaptarnos y aceptar las pérdidas que se producen y no solamente a nivel físico sino también de personas significativas; esto se puede lograr con profesionales psicólogos o psiquiatras y con terapias alternativas.

El autocuidado o cuidar a nuestros ancianos, adquirir y practicar hábitos saludables en su alimentación, ejercicio, ocio, esto ayudará a prevenir enfermedades y puede ser una gran lección si necesitamos cuidar a otras personas, algo que también puede suceder en esta etapa.

Relacionarse socialmente de manera positiva y satisfactoria, sobre todo es importante el soporte emocional de sus familiares, la soledad y el aislamiento puede ser un mal común de la vejez, fomentar el contacto con otras personas y facilitar la creación de lazos sociales y afectivos ayudarán a aumentar la satisfacción y el enriquecimiento personal.  Considerando que las relaciones sociales influyen positivamente en la autoestima y pueden ser un gran apoyo en situaciones de pérdida de seres queridos o de soledad.

Mantener a nuestros ancianos bien física y mentalmente, con ejercicio físico adecuado, según las indicaciones de su médico geriatra; el ejercicio puede ser un aliciente para que pueda salir de casa, mejorar su autonomía y retrasar la dependencia.

El ejercicio mental es importante, mediante la realización de actividades artísticas o la recuperación de viejas aficiones olvidadas, aportarán grandes beneficios además de jugar un papel preventivo  frente al deterioro cognitivo.

Las mencionadas son fuentes de motivación que los harán sentir útiles y necesarios, para cada uno de nosotros debe formar parte de nuestro proyecto de vida y quien sabe si, al final, resulta ser una de las etapas más felices de nuestra vida.

Mila Jauregui Jauregui

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