Cada 05 de Octubre se conmemora el Día de la Medicina Peruana, inmenso es el agradecimiento a los héroes de todos los tiempos, rendimos homenaje a todos los profesionales de la salud, sobre todo a los que frente a este contexto de pandemia arriesgan sus vidas para salvar a los demás.

Todos los años, un día como hoy recordamos el acto heróico del médico peruano Daniel Alcides Carrión, mártir de la Medicina en nuestro país.

La Medicina es una profesión de servicio, y como ciencia, permite el aprendizaje que es riguroso y permite conocer todos los problemas de salud y ser parte de la prevención y protección de la salud.

Hoy 5 de octubre se cumplen 136 años del sacrificio de  Daniel Alcides Carrión, Mártir de la Medicina Peruana a quien se le rinde homenaje,  por su acto  sublime y valeroso, que  impactó en la medicina nacional y mundial.

Daniel Alcides Carrión García, nació en  Cerro de Pasco, el 13 de agosto de 1857  y falleció en Lima el 5 de octubre de 1885, es considerado mártir de la Medicina Peruana y Latinoamericana, por su sacrificio al infectarse de la bacteria Bartonella bacilliformis y contraer la ahora conocida como enfermedad de Carrión o verruga peruana, a modo de estudiar su desarrollo y evolución en el infectado.

Fue hijo del médico y abogado Baltasar Carrión de Torres y de Dolores García Navarro.Durante sus estudios de Medicina, sintió profunda inquietud por conocer dos enfermedades características de algunos valles centrales peruanos: una de ellas, conocida con el nombre de “Fiebre de la Oroya”, caracterizada por fiebre y anemia progresiva que, pese al  tratamiento que se efectuaba en esa época, tenía una letalidad cercana al 100%.

El otro proceso llamado “Verruga peruana”, tenía igual distribución geográfica, pero de evolución benigna; con la súbita aparición de nódulos cutáneos y escasos síntomas generales. Hasta entonces se consideraba que ambos cuadros tenían diferente etiología.

Llevado por su espíritu de investigación, no vaciló en inocularse sangre macerada de una tumoración Verrucosa de la paciente enferma Carmen Paredes, internada en la Sala de las Mercedes del Hospital Dos de Mayo de Lima, así el 27 de agosto de 1885 solicitó al Doctor Evaristo M. Chávez que le hiciera la inoculación.

A los veintiún días sintió los primeros síntomas de la Fiebre de la Oroya, que continuó con su evolución característica, ante la angustia de sus profesores y amigos. Carrión escribió personalmente su historia clínica hasta el 26 de septiembre, en que agobiado por la fiebre y por la anemia, entró en delirio quedando, a su solicitud, sus compañeros de seguir el trascendente documento clínico que en forma heroica había iniciado aquél.

Daniel Alcides Carrión, en estado de agonía, fue trasladado a la Maison de Santé, el 4 de octubre y falleció al día siguiente, era el 5 de octubre de 1885, habiendo transcurrido cuarenta días desde la inoculación. Sus últimas palabras fueron: C´est fini: esto se acabó. Antes de las mismas alcanzó expresar el deseo de que los estudios siguieran adelante, consciente de haber contribuido al mejor conocimiento de la dolencia que hoy lleva su nombre:«Aún no he muerto…amigo mío; ahora les toca a ustedes terminar la obra comenzada, siguiendo el camino que les he trazado.

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